Caminábamos tranquilamente por la calle cuando la terapeuta dijo, vamos a entrar aquí. Ese aquí no era un bar, por eso me extrañó tanto. Era un concesionario de coches. Lo que me extrañó mal. Nunca le ha gustado mucho conducir. Pero por lo visto quería cambiar su coche, que no era viejo, pero estaba en un estado un poco ruinoso.
Allí no atendió un tipo con traje. Nunca he entendido porque la gente con traje se cree más fiable. A mí me da igual. Yo me fío de alguien con traje lo mismo que de alguien con un jersey del Zara. Nada. Pero es así. Él se creía fiable y se estuvo timando con la terapeuta. En consecuencia yo me fui a dar una vuelta por el concesionario, que no era grande, pero que olía a coche nuevo.
El presupuesto que le hizo a la terapeuta estaba muy bien, pero ella no quiso comprar el coche. Ese tío es asqueroso. Quiere ligar conmigo incluso contigo delante. Yo me extrañé del comentario y estuve de acuerdo en lo de asqueroso, sobre todo por la gomina. Y encima se cree creíble por llevar un traje... ni que por llevar un traje me fuera a acostar con él. Y nos fuimos a un bar, lleno de gente sin traje, claro.
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