3 de noviembre. La ciudad está sucia y descuidada. Las paredes están pintadas con estupideces, con nombres de estúpidos que no saben decir otra cosa que su nombre, que no pueden decir otra cosa que yo y yo y yo. Son tan estúpidos que no saben que un nombre no significa nada. Que mi nombre o tu nombre no significa nada. Que eres tú el que significa. Y copian lo que han visto en otros sitios.
Cada vez más la ciudad está llena de nadies. De gentes que no son. Que caminan, hablan, gritan, beben, follan, pero que no son nadie, que tienen un nombre que les advierte de que son llamados, pero nada más. No son. No existen. Apenas si están.
Por la noche la gente sólo tiene la capacidad de ver el sexo de los demás. Todo está lleno de un amor que no existe y que es nombrado todo el rato. Te mataré por amor. Te quiero tanto que mañana por la mañana no habrá beso de despedida. Intentaré olvidar tu nombre. Esos nadies producen más nadies y pronto no existirá la sociedad, ni la ciudad, pronto todo será la nada. Nadie recordará las palabras. No sabrán qué significan. Para qué sirven. Sólo podrán firmar en los lugares indicados. Las paredes. He pensando demasiado en ti esta mañana.
1 comentario:
eres una montaña rusa Rubén
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