Paseaba por la calle leyendo el periódico cuando me dí de bruces con alguien, lo más normal del mundo cuando lees el periódico mientras paseas por la calle. Ese alguien resultó ser una mujer rubia y fatal. Sé que era rubia por su color de pelo y que era fatal porque ella mismo me lo dijo, soy una mujer fatal, tan fatal que hasta la gente se choca conmigo por la calle.
Como ya habíamos entablado conversación y las mujeres fatales además de rubias suelen ser bastante atractivas decidí invitarla a dar un paseo o tomar algo. Como era una mujer fatal decidió que la invitara a champán del más caro, pero como no había se pidió un litro de cerveza que por supuesto no tocó, porque era una mujer fatal y delicada.
Me contó su historia. Había ya desgraciado a tres novios formales y a quince hombres informales. A todos les había engañado con otros y les había robado el corazón, la cartera y su novia de toda la vida, que había acabado suicidándose sin remedio. Como yo sólo me había chocado con ella me di por bien parado.
Finalmente me pidió dinero, porque era una mujer fatal, pero cuando le dije que era un hombre pobre pero honrado me tiró la cerveza a la cara y se fue. Las mujeres fatales sólo le destrozamos la vida la gente con dinero a los pobres no tiene mérito destrozarles nada. Y se fue. Cosas de la vida.
La más fatal de todas
1 comentario:
Me gustó este micro. Tiene una frescura muy cómica. ¿Por qué? Porque es fresco y cómico, claro.
Un cordial saludo,
PABLO GONZ
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