Llueve mucho y yo me quedo en casa. Como ahora quedarse en casa es distinto no me importa. Saco la guitarra un rato y toco un blues. Recuedo a una chica que he conocido y a la que no me atrevo a llamar. Es por el otoño, que me pone tonto. Y porque siempre he sido bastante cobardica.
Quedarse en casa ahora es distinto porque siempre hay alguien contigo. Si tienes una conexión a internet todo está arreglado. Te metes en el tuenti y hala, a chafardear. O en un chat. Hala a pedir un messenger de alguien y si hay suerte... pero para eso habría que salir de casa. O pedir que alguien venga a tu casa.
La cosa es que llueve y que no me apetece salir de casa. He pedido comida a un restaurante cercano y he estado mirando qué haré luego. Me voy a bajar una peli. Todo sin moverme del sillón. He dejado la guitarra a un lado. Y no canto el blues del hombre miedoso que no se atreve a llamar. Al contrario, me meto en un chat y soy desenfadado y atrevido. La vida mola.
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