Ella camina por la calle. Desde fuera los golpes de sus tacones contra el suelo provocan en los hombres dos sensaciones que van unidas y que parecen contrarias. Provoca miedo con sus pasos fuertes y provoca deseo con el sonido que rebota. Los zapatos le hacen un poco de daño en la punta y bastante más daño en el talón. Pero no se queja. Ha elegido concienzudamente los zapatos. Ha visto en su mente la reacción que provocarán en los demás. Por eso los ha elegido. Se agarra fuerte a su bolso y se acerca a su destino. Sus zapatos suenan menos ya, menos veces, más bajo. Respira.
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