Eres preciosa. No es que lo estés. Es
que lo eres. Los martes por la tarde. Cuando tienes el pelo sucio.
Cuando te pones ese vestido tan escotado. Cuando estás desnuda y yo
no te veo. Y si yo lo sé, si yo sé que eres preciosa, todo el mundo
debe saberlo. Todo el mundo puede verlo. Es evidente. Cierto.
Innegable. No puedes esconderlo. Y yo no puedo dejar decirlo cuando
te veo. Eres preciosa y me duele que todo el mundo pueda verlo. Y me
alegra poder compartir con todos tu belleza. Eres preciosa. Puedo
verlo. Puedo decirlo. Pero no puedo decir que esa belleza tuya sea
mía.
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