Hablo. Hablo. Yo nunca hablo. Pero
hablo. Y no callo. Todo el rato. Muy alto. Grito. Hablo. Te dejo
hablar un rato. Un poco de hielo. Cada vez tengo menos voz. Pero
muchas cosas que decir. Y por eso no callo. Y sigo diciendo. Y tú no
paras de hablar. Y tengo que contestar. Y hablo. Cada vez menos. Cada
vez fuerzo más. Mañana no podré decir nada. No tendré tampoco
nada que decir. No estarás aquí. Nadie estará aquí. No tendré
con quien hablar. Así que acabaré hoy con mi voz. Lo diré casi
todo.
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