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miércoles, septiembre 21, 2011

21 DE SEPTIEMBRE

La ciudad se rellena de muertos. Las esquinas, los bancos, las aceras. Puedo recordar toda la muerte que he vivido en ellos. Toda la muerte del tiempo. Toda la muerte de los recuerdos. Las gentes que compartieron un día esos lugares. Las palabras. Todo muerto. Todo ausente. Todo muerte que ha ido borrando el pasado.
Los muertos están ahí. Los tiempos que vivieron no pueden ser recordados. Ni siquiera por mí. Los veo ya como sombras, como mínimos espasmos que desaparecen en un segundo. Tal vez mi cabeza aún los recuerde. Tal vez sea un esfuerzo por recordar, por revivir.
Pero todo muere. Todo acaba. Tu sonrisa. Tu brazo. Tus palabras. Has muerto. En algún lugar alguien podrá decir que sigues viva. Que estás con él. Que tu brazo, tu sonrisa, tus palabras siguen ahí. Pero no para mí. No son mías. Han muerto. Y también para la ciudad.
La ciudad se rellena de muertos. Quiero recordar y no puedo. Hace tiempo que no sé nada de ti. Sólo que un día estuviste aquí. Que un día te quise.



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