En mi nueva ciudad estoy un poco solo.
Pero me gusta estar solo. Nadie me conoce. Ni me molesta. Y eso es
genial. No había sentido nunca esta sensación de poder hacer lo que
quiera, o decir lo que quiera, de que nadie me vaya a preguntar qué
he hecho, ni por qué, ni nada de nada. Siempre he pensado que ya
conocía a mucha gente, que no quería conocer a más y ahora este es
mi sueño.
Aunque tengo que reconocer que tengo un
amigo aquí. No es nuevo. Ya lo tenía de antes y nos hemos
reencontrado. Pero es un antisocial. Como yo. Hablando hablando nos
hemos dado cuenta de que hay mucha gente así. Y ha decidido que va a
crear un club de gente antisocial.
No veo muy clara la idea, porque somos
antisociales por algo, porque los grupos y la gente no nos gusta.
Pero él dice que sí, que saldrá bien, que sólo tenemos que
pensarlo un poco y saber que en ese grupo nadie molestará ni nos
hablará. Veremos.
A lonely poor Cowboy, antisocial como Dios manda
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