El tiempo pasa y el verano también,
pero el calor no se va, así que me he echado a la calle a cantar mis
nuevas canciones. No son muy buenas. Pero la gente me paga. No sé si
por callarme. Al rato de estar cantando se ha parado una chica
embarazada delante de mí. Por lo visto el bebé le daba muchas
patadas hasta que ha oído mi música.
Se ha quedado allí mucho rato,
descansando, pero al rato tenía ganas de ir al baño. Como cuando se
alejaba el niño daba patadas, he tenido que acompañarla cantando
hasta la puerta del baño. Una vez ha salido ha resultado que estaba
de parto y he tenido que ir con ella hasta el hospital, porque sin
mí, por lo visto, los dolores eran horribles.
Después de quince horas de parto, muy
plácidas eso sí, sobre todo para la madre, hemos quedado los tres
ingresados en el hospital, la niña y la madre muy bien y yo con una
afonía y un dolor de todo que no me tengo. Por suerte las enfermeras
me están tratando de maravilla.
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