El miedo guarda la viña. Es un refrán muy popular, sobre todo en la última semana de tour. No es este el caso, nadie quiere guardar porque aún no hay nada consolidado, todo está en el aire. Después de muchos años en los que las cosas a estas alturas estaban claras y cada uno quería conservar su posición. Nadie quería atacar. Nadie quería arriesgar. El miedo guardaba la viña, mantenía a la gente en su sitio.
Ayer el miedo no guardó la viña. Pero sí que nos emocionó a todos en un descenso que desde la televisión parecía una continua tragedia. Cada curva era peligrosa. Cada metro de bajada, con los ciclistas cruzados, al borde de la caída.
Al final, como casi siempre, mucho ruido y pocas nueces. El miedo pasó. Pero sólo el miedo al descenso. El miedo a Contador sigue creciendo.
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