Normalmente sabes a qué atenerte. En la vida. Y en esto también. Sabes a qué rueda seguir. Sabes a quién tienes que mirar. Conoces cuáles son las perspectivas de las demás. Y las tuyas. Pero cuando han pasado tantas cosas, cuando estos días parecía que no iba a llegar nunca, todo se vuelve incertidumbre.
No sabes qué pasará. Ni puedes imaginarlo. Puede salir todo mal. Pero no sólo para ti. Para todos. Puede que se fastidie todo de una manera tan grande que acabe todo en una sorpresa. Te acuestas pensando en no sé sabe qué problemas, qué dudas.
Durante el día imaginas cómo serán los siguientes. Miras tus piernas, tratas de sentirlas. Pero no sabes nada de los demás. Otras veces sí que tenías intuiciones, pero esta vez no. Ni siquiera de tus piernas magulladas y cansadas.
La incertidumbre es lo único que ves. Y tal vez sea un consuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario