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domingo, febrero 27, 2011

Me lo has dicho tantas veces. De verdad y de mentira. Cerca de mí. Dándome órdenes. Ni se te ocurra hacerlo. Eso no. El tono de tu voz enfadado. Y otras veces riéndote. Disimulando mal que no querías decirlo, que lo querías decir era otra cosa. Tal vez. Pero sobre todo era la palabra del principio. No te quiero. No me gustas. No estés tan cerca de mí. No me llames. Yo lo hice. Me alejé de ti. No te conquisté. Es imposible conquistar a nadie. La gente te quiere o no. No puedes obligarla a hacerlo. Y resultó que después de muchos no un día dijiste sí. Y todo se volvió más aburrido. Por eso me gusta tanto cuando aún me dices no y luego te ríes un poco por lo bajo y yo te toco.



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