Brilla el sol en la ciudad atormentada. Las gentes se quedan quietas en las esquinas esperando que pase algo. Nadie tiene nada que hacer y se van los días en pensamientos absurdos, en ideas revolucionarias, en conspiraciones sin sentido, en deseos no resueltos.
Por la noche las gentes estallan contra otros, contra los más cercanos. Se gritan. Se abofetean. Se matan. El deseo está a píe de calle. Es vendido a todas horas. Empujan todos hacia él. Hay que sentirlo. Hay que hacerlo sentir. Si no, no eres. No existes. No estás.
La vida se aburre en la ciudad triste y apagada. Nada que hacer. Nadie a quien hacer. Todo muerto y triste en la ciudad parada. El sol engaña al frío durante los días, pero por las noches las manos me duelen de frío y no puedo escribir, no puedo gritar. Sólo me queda pensar y frotarme las manos esperando conseguir calor.
Brilla el sol en la ciudad atormentada. Yo no la atormento. Es ella la que me atormenta a mí. No sueño con volver a verte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario