Está la terapeuta preocupada porque tiene un nuevo cliente. Su problema es grave, sobre todo porque es muy difícil de tratar. Es un mentiroso. Y no se sabe cuándo está mintiendo y cuándo no. No está segura de nada de lo que le dice, porque lo que no sabe si quiera si su nombre es el que le ha dado.
Dice estar casado, pero miente a su mujer, dice que tiene en realidad otra familia, pero no está casado con la otra mujer. Y no sabe la terapeuta si miente porque en realidad no tiene otra familia o porque en realidad sí que está casado con la otra mujer.
Sus sesiones son tortuosas, porque a pesar del entrenamiento de la terapeuta, nunca está segura de nada, no sabe si le miente o no. Desde luego es un trastorno peligroso, sobre todo para la terapeuta, a la que ha prometido que la iba a pagar la semana que viene. Y como es un mentiroso.
Las aventuras del mentiroso son múltiples y variadas, incluyen muchas mujeres y otras cosas que no se pueden publicar porque podrían proporcionarme una demanda y tampoco es plan, ¿no?
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