Iba yo por la calle tan tranquilo cuando un policía me detuvo y me dijo, va usted demasiado deprisa. A mí no me lo parecía, pero le dije, bien, intentaré ir más despacio. Y él me dijo, no se preocupe, sólo estoy practicando para cuando cambien las normas de tráfico. Y yo dije vale, bien, lo que usted quiera.
Aún así desde entonces camino más despacio. No es que me sirva de mucho. Pero por lo visto gasto menos energía. Así como menos de lo que comía antes. Esto, que debería ser bueno para mi economía, no ha sido así, pues la comida que no me como se estropea y tengo que tirarla. Así que tengo que gastar más dinero en bolsas que además no son reciclables, con lo cual hago dos gastos que empeoran la vida de todos.
Alguien podría decir que debería comprar menos comida. Pero ya lo he probado y no funciona. Hacen los envases del mismo tamaño siempre y así no hay manera. O hacen los envases más pequeños o seguiré gastando energía de forma tonta. Al final el gobierno me penalizará por ello.
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