Mucho lleva hablándose (y mucho queríamos hablar en este blog sobre el tema) sobre el documental Tú voz entre otras mil que, como colofón al festival DocumentaMadrid, se estrenará el viernes 16 de mayo. El documental trata sobre la vida y la obra de Antonio Vega, el músico que bien en solitario o con Nacha Pop tan importante ha sido para el pop español.
Una faceta de la vida del músico fue siempre muy controvertida, su adicción a las drogas. En una época en la que la heroína enganchó a muchos jóvenes, los músicos no fueron una excepción. Enrique Urquijo, tan talentoso como Vega, murió por sobredosis y como él muchos músicos se engancharon a esa droga tan dura.
Según la familia, que ha cedido muchos documentos audiovisuales inéditos, el documental se centra excesivamente en esa adicción y en cómo influyó en su vida y en su obra. Mucho se ha discutido sobre el significado de las canciones de Antonio y su relación con las drogas.
El sitio de mi recreo, La chica de ayer y muchas otras han sido vistas desde el punto de vista del consumo de la droga y de las consecuencias que en la mente creadora de Antonio tenía. Él siempre confesó que Se dejaba llevar hablaba de las drogas, pero siempre lo negó de sus otras composiciones.
La película, que se financió por crowdfunding, muestra imágenes íntimas de la infancia y de la vida de Antonio, una vida muy compleja, de un hombre que siempre pareció solitario y triste, aunque no lo estuviera. Un hombre con un talento descomunal que dejó para el recuerdo muchos grandes temas de la música española.
Sin ver la película es difícil posicionarse, pero soslayar los problemas de adicción de Antonio sería dulcificar demasiado la realidad y mostrarlos como explicación a toda su producción sería olvidar todo el talento del músico. Un tema demasiado incómodo todavía, demasiado difícil de tratar como para salir airoso.
Una faceta de la vida del músico fue siempre muy controvertida, su adicción a las drogas. En una época en la que la heroína enganchó a muchos jóvenes, los músicos no fueron una excepción. Enrique Urquijo, tan talentoso como Vega, murió por sobredosis y como él muchos músicos se engancharon a esa droga tan dura.
Según la familia, que ha cedido muchos documentos audiovisuales inéditos, el documental se centra excesivamente en esa adicción y en cómo influyó en su vida y en su obra. Mucho se ha discutido sobre el significado de las canciones de Antonio y su relación con las drogas.
El sitio de mi recreo, La chica de ayer y muchas otras han sido vistas desde el punto de vista del consumo de la droga y de las consecuencias que en la mente creadora de Antonio tenía. Él siempre confesó que Se dejaba llevar hablaba de las drogas, pero siempre lo negó de sus otras composiciones.
La película, que se financió por crowdfunding, muestra imágenes íntimas de la infancia y de la vida de Antonio, una vida muy compleja, de un hombre que siempre pareció solitario y triste, aunque no lo estuviera. Un hombre con un talento descomunal que dejó para el recuerdo muchos grandes temas de la música española.
Sin ver la película es difícil posicionarse, pero soslayar los problemas de adicción de Antonio sería dulcificar demasiado la realidad y mostrarlos como explicación a toda su producción sería olvidar todo el talento del músico. Un tema demasiado incómodo todavía, demasiado difícil de tratar como para salir airoso.
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