Cuando, hace unos años, se popularizó la figura de Chuck Norris como tipo duro por antonomasia, empezó también la contraprogramación de Norris con un tipo mucho más duro: Jack Bauer.
Protagonista de la serie de televisión 24, Bauer el tipo más duro que el tipo duro. Un agente antiterrorista que lucha contra un enemigo invisible y lo hace con armas básicas de todo cowboy: pistolas y puños.
Con 24 el nivel de las series americanas de acción subió enormemente. Era mejor la ficción que se emitía en televisión que la se veía en el cine. Bauer era duro, era frío y tenía una misión: salvar a Estados Unidos de los terroristas.
La primera temporada de la serie mostraba el nacimiento del personaje, como su familia y todo lo demás que le importa es destrozado y tiene que dedicarse por completo a su trabajo. Y lo hace a conciencia. Tortura, machaca y utiliza todos los métodos posibles, que no legales.
Ese héroe americano, y casi mundial, que hace lo que tiene que hacer para que los demás podamos tener escrúpulos y libertad, vuelve en una novena temporada que le traslada a Londres para mostrar que los peligros del terrorismo no son locales, sino globales.
Bauer forma parte de una ficción llena de acción, explosiones, muertes y giros de guión. Un thriller de los de toda la vida que trata de buenos y malos, de los que quieren mantener el status quo del mundo y de los que quieren destruir el mundo occidental.
Una ficción sin aristas, que busca la sorpresa y la perplejidad del público, pero que siempre funciona, porque si a algo apela Bauer es al pequeño fascista que llevamos dentro, al tipo duro que piensa que lo más fácil, que lo propio es resolverlo todo con la muerte de los demás.
Protagonista de la serie de televisión 24, Bauer el tipo más duro que el tipo duro. Un agente antiterrorista que lucha contra un enemigo invisible y lo hace con armas básicas de todo cowboy: pistolas y puños.
Con 24 el nivel de las series americanas de acción subió enormemente. Era mejor la ficción que se emitía en televisión que la se veía en el cine. Bauer era duro, era frío y tenía una misión: salvar a Estados Unidos de los terroristas.
La primera temporada de la serie mostraba el nacimiento del personaje, como su familia y todo lo demás que le importa es destrozado y tiene que dedicarse por completo a su trabajo. Y lo hace a conciencia. Tortura, machaca y utiliza todos los métodos posibles, que no legales.
Ese héroe americano, y casi mundial, que hace lo que tiene que hacer para que los demás podamos tener escrúpulos y libertad, vuelve en una novena temporada que le traslada a Londres para mostrar que los peligros del terrorismo no son locales, sino globales.
Bauer forma parte de una ficción llena de acción, explosiones, muertes y giros de guión. Un thriller de los de toda la vida que trata de buenos y malos, de los que quieren mantener el status quo del mundo y de los que quieren destruir el mundo occidental.
Una ficción sin aristas, que busca la sorpresa y la perplejidad del público, pero que siempre funciona, porque si a algo apela Bauer es al pequeño fascista que llevamos dentro, al tipo duro que piensa que lo más fácil, que lo propio es resolverlo todo con la muerte de los demás.
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