La relación entre cómic y hechos históricos, va aumentando cada vez más. Utilizar el medio como una forma de representar la historia, o al menos, una parte de la historia es cada vez más habitual. Desde la aparición de Maus esto ha proliferado y son muchas las historias, colectivas o individuales que son representadas en viñetas.
Hace unos meses unos dibujantes españoles llevaron hace unos meses a ese medio la vida de Miguel Hernández, el poeta español más popular del siglo XX, después de Lorca.
Marcado por una vida poco convencional y una muerte pronta y trágica, la vida de Miguel Hernández habría suscitado muchas películas en otros países porque se presta mucho por su mucho movimiento y sus variados y sustanciales sucesos.
Autodidacta, en su juventud fue pastor, marcado por la amistad primera con Ramón Sijé, quien le ayudó a descubrir la poesía, sobre todo la clásica que será la primera que influirá en su obra, después se trasladó a Madrid donde entró en contacto con la Generación del 27, que ningunearon un poco su trabajo, y con Pablo Neruda, con quien le uniría siempre una gran amistad y las mismas ideas políticas.
En la Guerra Civil, Miguel se implicó activamente en el bando Republicano. Escribió sobre el conflicto, tratando de convocar a los republicanos y los comunistas para unirse a la lucha y dándoles ánimos para continuar esta. Metido de lleno en la propaganda, compuso varios poemas sobre la guerra y sus vicisitudes.
Tras el conflicto fue detenido y represaliado. Confinado en la prisión de Ocaña, Miguel Hernández murió, rodeado de las ausencias de su mujer y sus hijos sus temas de escritura en la cárcel.
Esta vida tan tumultuosa, tan dramática, pero también rodeada del éxito de sus poemas y del reconocimiento de los lectores, es la que han llevado al cómic Ramón Pereira y Ramón Boldú con el título La Voz que no cesa, en referencia a su poemario El Rayo que no cesa.
Un libro que muestra la imagen y la vida de Miguel Hernández, que es a la vez un testimonio histórico y una recreación literaria sobre los sucesos que envolvieron su vida.
Hace unos meses unos dibujantes españoles llevaron hace unos meses a ese medio la vida de Miguel Hernández, el poeta español más popular del siglo XX, después de Lorca.
Marcado por una vida poco convencional y una muerte pronta y trágica, la vida de Miguel Hernández habría suscitado muchas películas en otros países porque se presta mucho por su mucho movimiento y sus variados y sustanciales sucesos.
Autodidacta, en su juventud fue pastor, marcado por la amistad primera con Ramón Sijé, quien le ayudó a descubrir la poesía, sobre todo la clásica que será la primera que influirá en su obra, después se trasladó a Madrid donde entró en contacto con la Generación del 27, que ningunearon un poco su trabajo, y con Pablo Neruda, con quien le uniría siempre una gran amistad y las mismas ideas políticas.
En la Guerra Civil, Miguel se implicó activamente en el bando Republicano. Escribió sobre el conflicto, tratando de convocar a los republicanos y los comunistas para unirse a la lucha y dándoles ánimos para continuar esta. Metido de lleno en la propaganda, compuso varios poemas sobre la guerra y sus vicisitudes.
Tras el conflicto fue detenido y represaliado. Confinado en la prisión de Ocaña, Miguel Hernández murió, rodeado de las ausencias de su mujer y sus hijos sus temas de escritura en la cárcel.
Esta vida tan tumultuosa, tan dramática, pero también rodeada del éxito de sus poemas y del reconocimiento de los lectores, es la que han llevado al cómic Ramón Pereira y Ramón Boldú con el título La Voz que no cesa, en referencia a su poemario El Rayo que no cesa.
Un libro que muestra la imagen y la vida de Miguel Hernández, que es a la vez un testimonio histórico y una recreación literaria sobre los sucesos que envolvieron su vida.
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