La angustia vital que ha experimentado siempre el hombre ha intentado ser enmendada de muchas maneras. Incluso exponiendo al aire esa misma angustia, definiéndola y mostrándola descarnadamente como sucedía con la filosofía del siglo XX.
Para calmar esa angustia, ese aburrimiento de vivir, muchos se han aferrado a la religión, a la ciencia o a la filosofía. Todas ellas daban, de cierta forma, una manera de comportarse y de saber asumir esa angustia.
La filosofía, pese a su gran labor para el hombre, pese a su trabajo con entes abstractos y de acercamiento a las ideas más complejas y más profundas del ser humano, está cada vez más aislada, más olvidada, peor tratada.
Relegada en los planes de estudio, donde cada vez tiene menos presencia, muchos estudiantes, muchos de los que pasen por las aulas de un instituto y lleguen a una universidad no llegarán nunca a ver de qué trata y cuáles son sus materiales de estudio.
Trabajar con ideas abstractas, preguntando acerca de los límites de la realidad y de la sociedad, la filosofía trabaja y trabaja para nosotros, pero como a tantas otras materias que no dan réditos ni beneficios inmediatos, va desapareciendo de la actualidad.
Por suerte, los grandes autores siempre son reeditados, Platón, Aristóteles, Niezstche, Schopenhauer, Erasmo y muchos otros aún tienen presencia en las editoriales y en las bibliotecas. Sólo hay que tener el valor para acercarse a ellos y pensar que lo que dicen no es peligroso, ni difícil, sino que busca simplemente la verdad. Acercándonos a la filosofía también nos acercamos a la verdad.
Para calmar esa angustia, ese aburrimiento de vivir, muchos se han aferrado a la religión, a la ciencia o a la filosofía. Todas ellas daban, de cierta forma, una manera de comportarse y de saber asumir esa angustia.
La filosofía, pese a su gran labor para el hombre, pese a su trabajo con entes abstractos y de acercamiento a las ideas más complejas y más profundas del ser humano, está cada vez más aislada, más olvidada, peor tratada.
Relegada en los planes de estudio, donde cada vez tiene menos presencia, muchos estudiantes, muchos de los que pasen por las aulas de un instituto y lleguen a una universidad no llegarán nunca a ver de qué trata y cuáles son sus materiales de estudio.
Trabajar con ideas abstractas, preguntando acerca de los límites de la realidad y de la sociedad, la filosofía trabaja y trabaja para nosotros, pero como a tantas otras materias que no dan réditos ni beneficios inmediatos, va desapareciendo de la actualidad.
Por suerte, los grandes autores siempre son reeditados, Platón, Aristóteles, Niezstche, Schopenhauer, Erasmo y muchos otros aún tienen presencia en las editoriales y en las bibliotecas. Sólo hay que tener el valor para acercarse a ellos y pensar que lo que dicen no es peligroso, ni difícil, sino que busca simplemente la verdad. Acercándonos a la filosofía también nos acercamos a la verdad.
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