Entre las muchas utilidades que tiene la ficción, está la de ofrecernos posibilidades que luego podremos aplicar en nuestra vida real. La ficción, con su construcción de mundos imaginarios, consigue que conociendo lo sucedido en otros momentos, en otros mundos, podamos aplicarlo en situaciones similares.
La ficción sirve para que aprendamos cómo comportarnos en determinadas situaciones, o para que, mediante la identificación sepamos qué hicieron o pudieron hacer otros en situaciones en las que después nos veamos inmersos.
Un caso muy evidente es el de las canciones amorosas. Ese tópico que dice que en determinados momentos esas canciones hablan específicamente a determinados oyentes. Los enamorados saben cuándo hablan de ellos, saben cómo comportarse gracias a ellas o qué deben decirle a su pareja.
En el caso contrario, los abandonados, los que han perdido el amor, también tienen sus representaciones, sus ejemplos, sus situaciones, las palabras que les acompañan, les hacen sentir mejor o incluso los hacen sacar de dentro sus sentimientos.
Pero no sólo con el amor, el tema más repetido en las composiciones, en los poemas, en las novelas, en las canciones, también sucede con otras situaciones: novelas negras que sirven de ejemplo para asesinos (Extraños en un tren, por ejemplo), novelas históricas que sirven para conocer el pasado y el comportamiento de otros y que sirven también para saber qué lugares conocer, incluso películas eróticas que enseñan cómo amar a la pareja.
La ficción, la literatura, el cine, la poesía, las canciones, sirven para que aprendamos, para que ensayemos comportamientos y para que sepamos cuál es la forma en que después podríamos actuar.
La ficción sirve para que aprendamos cómo comportarnos en determinadas situaciones, o para que, mediante la identificación sepamos qué hicieron o pudieron hacer otros en situaciones en las que después nos veamos inmersos.
Un caso muy evidente es el de las canciones amorosas. Ese tópico que dice que en determinados momentos esas canciones hablan específicamente a determinados oyentes. Los enamorados saben cuándo hablan de ellos, saben cómo comportarse gracias a ellas o qué deben decirle a su pareja.
En el caso contrario, los abandonados, los que han perdido el amor, también tienen sus representaciones, sus ejemplos, sus situaciones, las palabras que les acompañan, les hacen sentir mejor o incluso los hacen sacar de dentro sus sentimientos.
Pero no sólo con el amor, el tema más repetido en las composiciones, en los poemas, en las novelas, en las canciones, también sucede con otras situaciones: novelas negras que sirven de ejemplo para asesinos (Extraños en un tren, por ejemplo), novelas históricas que sirven para conocer el pasado y el comportamiento de otros y que sirven también para saber qué lugares conocer, incluso películas eróticas que enseñan cómo amar a la pareja.
La ficción, la literatura, el cine, la poesía, las canciones, sirven para que aprendamos, para que ensayemos comportamientos y para que sepamos cuál es la forma en que después podríamos actuar.
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