El día después siempre es penoso. El
día después te despiertas y miras al techo. Y la garganta está
seca. Y la ropa tirada. Y sucia. Hay un olor desagradable en ella. Y
una sensación de mareo. Y un dolor raro porque no está fijado,
porque circula por todas partes y parece no querer quedarse en
ninguna parte, parece querer seguir dando vueltas por ahí sin rumbo.
Recuerdas lo anterior. Lo pasado. Y está claro en tu memoria. Y
saber qué hiciste. Y por qué te duele el píe. Y porque no vas a
hacer hoy esa llamada. Aunque sabes que sí, que deberías hacerla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario