Despierto. Cuatro de la mañana. Tu
nombre es un sueño que se me dibuja. Un nombre que se repite como
una canción que escuché anoche. En una canción que escuché
anoche. No respiro bien. No puedo dormir. Gotea la nariz. Toso
durante un rato. Levanto. Mi imagen en el espejo es tétrica. Nadie
puede quererme ahora. Ni siquiera yo. Mis ojos están rojos. Y
lejanos. Y pequeños. No te reconocerían si te vieran ahora. Vuelvo
a la cama. Doy vueltas una hora. Ya dormiré. No tengo prisa. No
puedo dormir. Ni podré. Pero sé que habrá de amanecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario