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miércoles, octubre 12, 2011

12 DE OCTUBRE DE 2011

Se suspende el otoño en la ciudad festiva. El sol quema de nuevo los ojos y las pieles y de estas emana nuevamente un olor incitante, un olor a piel desnuda que invita a morder. Tu piel es suave en los brazos. Recuerdo que siempre quería tocarla, chuparla, morderla. Pero nunca me atreví.
El otoño nunca empezó, pero la ciudad estornuda al unísono en un constipado sin final. Los gérmenes se expanden sin la lluvia que lo tiene que limpiar todo. Los dolores suceden. El sueño no es continuo. Anoche soñé contigo. Quería desnudarte. Tenías el pelo rojo. Era un sueño absurdo. Pero te quería mucho en él.
La ciudad se esconde en este otoño suspendido. Tu mirada inocente entre la gente. La única inocente. Dejé de sonreír hace mucho. Dejé de ser inocente hace mucho. Soy culpable. Y salvaje. Anoche castigué a los malvados. A los que no tienen escrúpulos ni amor. A los que no aman a las mujeres pero muerden su carne. Tu mirada inocente entre la gente resalta la culpabilidad de todos los demás.
Se suspende el otoño en la ciudad festiva. Mi mirada es culpable porque yo soy culpable. Sólo tú me hacías feliz. Sólo tú me hacías inocente. Pero has desaparecido.





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