Camino sin rumbo por la ciudad mojada. Mis pasos resbalan en algunas aceras como si fuera un borracho o un enfermo más de este lugar. No tengo ningún sitio donde ir, nadie a quién ver. No tengo nada que hacer en esta ciudad herida y sangrante.
Baja la niebla a mi alrededor. Desaparecen los edificios lejanos. Sé que en ellos no hay nada. Sólo gentes vacías que no aman, ni sueñan, sólo gente que engulle y va a trabajar por las mañanas y que se acuesta con otros cuando siente punzadas de necesidad.
Bajo mis píes la niebla se hace agua, moja las calles sucias de la ciudad. Camino vacío por la ciudad mojada, sin rumbo, sin nada. Ni siquiera tengo necesidades o apremios. No noto el deseo, la violencia, el ansia. No noto nada, más que la niebla que me moja por dentro y con la que voy fundiéndome poco a poco.
Camino por la ciudad mojada mientras ríos de amor vacío y lujuria se extienden bajo nuestros píes. Ni siquiera sé si fuimos tan felices.
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