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miércoles, enero 21, 2015

LA COMEDIA DE ARISTÓFANES Y LA SÁTIRA ETERNA

De entre los géneros clásicos, quedó mucho escrito sobre la tragedia y nada sobre la comedia. Sobre esto fabulaba En el nombre de la rosa. La parte perdida de la poética de Aristóteles sobre la comedia caería en manos de unos monjes y por ese códice se mataría y en torno a él habría un enorme misterio.

En la comedia clásica, la comedia antigua diferente de la media y sobre todo de la nueva que será la de Menandro y la que después pase a Roma, podía hacerse humor de cualquier cosa. Se reían de un calvo por ser calvo y de un melenudo por tener melena. Así eran estos cómicos de entre los que destacó Aristófanes.

El teatro en Grecia tenía cierto aire religioso. Las representaciones eran casi catarsis colectivas en las que los espectadores podían contemplarse a sí mimos. De ahí que la comedia, hecha como crítica de la vida diaria, tanto de los grandes hombres como de los simples, pudiera decir lo que quisiera, sin que nadie tuviera que montar en cólera por lo dicho.

Pese a ello Aristófanes tuvo problemas. Fue criticado. Fue incluso censurado, sobre todo a posteriori en las traducciones que de su obra conocemos. Pero nunca dejó de escribir obras, de reírse de todo y de todos, dioses incluidos.

Esta tradición casi terminó con él. Pero en Roma nace después la Sátira, que con el mismo espíritu habla de la realidad y de sus protagonistas. Pocas veces se ha visto una obra más ácida y más crítica que la de Aristófanes. El dinero, la guerra, el sexo, los filósofos, los dioses y muchos otros elementos básicos en la vida de la Atenas clásica aparecen criticados en ella.

La sátira, el humor crítico forman parte de nuestra cultura desde el siglo V ac, desde el inicio de nuestra cultura. Y pese a todo, pese a los ataques, los recortes en las libertades, la autocensura y el miedo, ha seguido produciendo, y muestra, todavía hoy, las caras risibles de la realidad.


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