Supongamos que
vivimos en un mundo correcto. No en un mundo perfecto, pues aún no
se ha vivido ninguno que pueda parecerse a eso. Pero sí es un mundo
cómodo, comparado con lo que se vive fuera de él. Dentro de las
fronteras de nuestro país hay posibilidades de trabajar, de medrar
socialmente, de vivir con cierta justicia y orden.
Pero, habiendo
nacido en ese mundo en orden, en ese lugar con visos de felicidad y
de control, este poco a poco se va deteriorando. Los gobernantes
promulgan cada vez leyes más restrictivas. El dinero mengua. Los
derechos desaparecen. La felicidad se transforma en la lucha por la
vida, el trabajo y la comida.
Este relato, que
puede sonarnos cercano, es el que se puede encontrar en La caída del
Imperio Romano de Peter Heather. Roma, un imperio que durante siglos
conquista el mundo y que sobre todo atrae al mundo que vive fuera de
sus fronteras. Todos quieren ser Roma, todos quieren acercarse a su
derecho, a su bienestar. Pero el sistema, podrido desde dentro, desde
el centro de su poder, está en descomposición.
El sistema de poder,
de elección de emperadores y el mismo gobierno de estos va, desde el
siglo III, empeorando la situación hasta convertir una de las
grandes civilizaciones de la historia en un montón de ruinas.
Heather relata las
causas económicas, sociales, políticas y militares que llevaron a
acabar con Roma, con su bienestar y su comodidad. Un libro que visto
en perspectiva describe muchas de las crisis que han ido acabando con
muchas de las civilizaciones que han existido sobre la tierra.
Incluso podría verse el colapso de nuestra civilización, pero el
libro sólo cuenta el pasado, el futuro lo inventamos nosotros.
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