La identificación entre el autor y el receptor de un producto cultural es básica. Sentirse como el protagonista de una canción, de un poema, de un cómic o de una película es fundamental. En ocasiones sirve para paliar un problema personal, una situación que se descubre que es común, que se comparte con otros.
Pero la otra gran capacidad de la ficción es la capacidad de evasión, la capacidad de sacar al hombre de sí mismo, enviándole a un mundo distinto y mucho mejor donde no existe el sufrimiento o al menos donde se pasa mejor que en la normalidad.
Ahí están las novelas de aventuras, las películas de acción, las novelas negras, las series de misterio. Crear mundos donde las cosas son distintas, mundos donde escapar es una de las grandes tareas de la ficción.
Paseando por una librería, en la zona de cómics, vemos ya en sus portadas como prometen esa evasión, esa huida a un mundo mejor y distinto, a un mundo donde las leyes de la realidad no son iguales, donde la gente es excepcional y tiene poderes excepcionales.
Días del futuro pasado es la película que continúa esa otra sobre el mismo grupo de personajes, X-men: primera generación. Varios mundos se mezclan aquí, un futuro que hay que impedir, un pasado al que viajar para hacerlo, un presente que está lleno de seres poderosos y únicos.
Es un gran mundo al que evadirse, para olvidar la realidad que nos aplasta, la realidad aburrida o estúpida o repetitiva que nos acosa. Un mundo irreal y grandioso en el que perderse durante unas horas.
Pero la otra gran capacidad de la ficción es la capacidad de evasión, la capacidad de sacar al hombre de sí mismo, enviándole a un mundo distinto y mucho mejor donde no existe el sufrimiento o al menos donde se pasa mejor que en la normalidad.
Ahí están las novelas de aventuras, las películas de acción, las novelas negras, las series de misterio. Crear mundos donde las cosas son distintas, mundos donde escapar es una de las grandes tareas de la ficción.
Paseando por una librería, en la zona de cómics, vemos ya en sus portadas como prometen esa evasión, esa huida a un mundo mejor y distinto, a un mundo donde las leyes de la realidad no son iguales, donde la gente es excepcional y tiene poderes excepcionales.
Días del futuro pasado es la película que continúa esa otra sobre el mismo grupo de personajes, X-men: primera generación. Varios mundos se mezclan aquí, un futuro que hay que impedir, un pasado al que viajar para hacerlo, un presente que está lleno de seres poderosos y únicos.
Es un gran mundo al que evadirse, para olvidar la realidad que nos aplasta, la realidad aburrida o estúpida o repetitiva que nos acosa. Un mundo irreal y grandioso en el que perderse durante unas horas.
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