El cine, con su fijación por la realidad y por representar esa realidad, cuenta poco a poco la historia que vivimos. Con poca o mucha distancia sobre los hechos acaecidos, el cine muestra y cuenta lo que pasó, o lo que parece que pasó, en momentos históricos. Y según avanza el tiempo, vemos como eso que nos cuentan varía, cambia, deja de ser pertinente, histórico o cierto.
El eterno conflicto afgano es un ejemplo de esa historia contada y recontada por el cine, de esa historia que va variando a lo largo de los años y que se transforma al transformarse también la realidad.
En los 80 se libraba una cruenta guerra en el país entre la URSS y los propios afganos que no querían ser controlados por nadie. Durante esa guerra los americanos lanzaron su propaganda contra los soviéticos y a favor de los afganos.
De eso da testimonio Rambo III, película que tiene como protagonista al célebre soldado creado por Stallone. En la película vemos como Rambo va a Afganistán y lucha codo con codo con los soldados muyahidines matando rusos para salvar a su querido Coronel. Pero además se deja ver un apoyo incondicional a los afganos y un ataque absoluto contra los soviéticos.
Ese mismo apoyo es el que la CIA y el congreso dan en forma de dinero y armas a los afganos en La Guerra de Charlie Wilson. Ese dinero y esas armas americanas sirven para expulsar a los soviéticos, pero no quieren dar más para ayudar después a crear escuelas y reconstruir el país. Y los talibanes se hacen con el poder.
Todo ese apoyo a los afganos se vuelve en contra de los americanos después. De ahí sale gran parte del germén de los talibanes, de la yihad, de la radicalización antiamericana que después ha atacado incluso el suelo americano.
Películas posteriores cuentan la guerra en Afganistán, pero no contra los soviéticos, sino entre americanos y talibanes.
Comprobamos como la historia contada en el cine varía según varían los hechos, según varía el enemigo, según va cambiando la realidad y vemos las consecuencias de los actos que en otros tiempos fueron incontrovertibles.
El eterno conflicto afgano es un ejemplo de esa historia contada y recontada por el cine, de esa historia que va variando a lo largo de los años y que se transforma al transformarse también la realidad.
En los 80 se libraba una cruenta guerra en el país entre la URSS y los propios afganos que no querían ser controlados por nadie. Durante esa guerra los americanos lanzaron su propaganda contra los soviéticos y a favor de los afganos.
De eso da testimonio Rambo III, película que tiene como protagonista al célebre soldado creado por Stallone. En la película vemos como Rambo va a Afganistán y lucha codo con codo con los soldados muyahidines matando rusos para salvar a su querido Coronel. Pero además se deja ver un apoyo incondicional a los afganos y un ataque absoluto contra los soviéticos.
Ese mismo apoyo es el que la CIA y el congreso dan en forma de dinero y armas a los afganos en La Guerra de Charlie Wilson. Ese dinero y esas armas americanas sirven para expulsar a los soviéticos, pero no quieren dar más para ayudar después a crear escuelas y reconstruir el país. Y los talibanes se hacen con el poder.
Todo ese apoyo a los afganos se vuelve en contra de los americanos después. De ahí sale gran parte del germén de los talibanes, de la yihad, de la radicalización antiamericana que después ha atacado incluso el suelo americano.
Películas posteriores cuentan la guerra en Afganistán, pero no contra los soviéticos, sino entre americanos y talibanes.
Comprobamos como la historia contada en el cine varía según varían los hechos, según varía el enemigo, según va cambiando la realidad y vemos las consecuencias de los actos que en otros tiempos fueron incontrovertibles.
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