La ciudad huye de sí misma. Yo me
quedo donde siempre. Llueve dulcemente y salgo a pasear bajo esta
lluvia tierna y dulce. La lluvia moja todo muy despacio. A mí
también. Es una sensación extraña esta de la lluvia dulce tocando
mi pelo y goteando mis gafas. Había olvidado toda sensación de agua
que no fuera la de la ducha. Agua fría y libre.
Te echaré de menos bajo la lluvia. Ya
no es como antes. Me gusta echarte de menos. Alejado de la tristeza y
el dolor, alejado de ti y de tu compañía y tus ojos azules. Me
gusta echarte de menos. La espera forma parte de la alegría. Estos
días sin verte no serán de espera, serán de premonición, de
imaginación. Pensaré mirando la lluvia como será volver a tenerte.
La lluvia es tierna y dulce como tus
ojos. Ahora estarías aquí hablando de la lluvia y de las veces que
no llevas paraguas, o de lo bonito que es el paraguas de esa niña
que pasa junto a nosotros. La lluvia es tierna y dulce. Tus ojos
también. Todo se moja lentamente. Reconozco el olor a tierra mojada.
El mundo parece contento.
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