Cuando hablábamos del futuro tú siempre hablabas de dónde y de cómo sería esa casa que un día tal vez habríamos de compartir juntos. Antes de eso sólo hablabas de una casa. De un lugar. Antes de que tú y yo fuéramos más que dos personas que están a gusto juntas. Un lugar dónde estar tranquilo. Un lugar dónde vivir. Un lugar que sea cómo tiene que ser, como quieres que sea, con las cosas en su sitio, con las cosas que quieres que estén. Un lugar así. Yo sólo decía que quería un lugar para estar. Un lugar dónde nada pudiera molestarme. Y sobre todo un lugar lo suficientemente grande como para pudiéramos huir el uno del otro. Ahora lo entiendes.
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