Embarcados en este viaje sin final que es la falta de dinero, algunos se están pasando un poco. La manía del ahorro siempre ha estado fija en algunos. Los llamamos ratas. ¿Saben quiénes son no? Aquellos que se ahorran cualquier cosa. Los que dan los cinco céntimos que marca la cuenta sólo para cuando a ellos les toque también les sea devueltos. Los que cogen los diez céntimos de devolución de un bar.
Siempre he pensado que esa gente debe tener mucho dinero. Aparte de una gran capacidad para las matemáticas. Son capaces de dividir una cuenta en dos segundos. Y con variables. Sabiendo qué cantidad de cada cosa ha comido cada uno. Si hacemos una proporción... siempre salen ganando, no lo duden. Cuando se juntan dos es muy divertido. Porque se echan en cara su tacañería, sin saber que son en realidad la misma persona.
Uno de esos ha estado en la consulta de la terapeuta. Pero ha pedido ser atendido sólo diez minutos y que le haga la cuenta proporcional. Como tiene mucha paciencia, pese a lo que parezca, le ha dicho que vale, que está bien. Su obsesión es grande. No enciende la luz. No enciende el móvil. No come más que lo necesario y lo hace sobre todo en invitaciones. Acumula calorías para luego no tener que volver a consumirlas.
Le ha pagado a la terapeuta en monedas que traía perfectamente contadas. Ella ha dicho que sí, que vale, pero que no va a poder hacer nada por él. Sabe de sobra que alguien así nunca cambia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario