Publicidad

lunes, diciembre 20, 2010

MAR

Andando, andando llegué hasta un lugar lleno de agua por todas partes, menos por una que era yo. Cuánta agua dije, qué será esto, me dije, y luego como soy muy educado conmigo mismo me dije que no lo sabía pero que preguntaría y en cuanto lo supiera me contestaría.
Le pregunté a un hombre que andaba por allá con una caña de pescar vacía, como todas las cañas de pescar (yo estoy en que realmente los peces no se pescan, se fabrican en una fábrica de esas que hay en Leganés) y me dijo que aquello era el mar.
Anda, mira, he llegado al mar. Y como al darme la vuelta para irme a casa me dí cuenta de que estaba a 450 kilómetros de casa, decidí pasar una temporada en el mar, que como todo el mundo sabe es muy saludable.
Pero al tercer día estaba ya harto y tenía la piel quemada por el sol, abrasada por la sal y los pies cortados de todos los mejillones que había pisado. Total que me fui a casa, que no tiene ni mar ni nada y encima tiene a mi mujer. Cosas de la vida.



No hay comentarios: