El hielo me refleja en los cristales congelados de los coches. El frío de la noche ha creado una capa helada que hay que arrancar antes de salir. Las manos cortadas de los conductores aprietan el claxon en la mañana fría de la ciudad. Las manos cortadas y heladas de la ciudad conducen los coches, pagan los billetes del metro, acarician mejillas,...
Las manos sucias y heladas de la ciudad no se calientan hasta que llega la noche, hasta que se posan en otros cuerpos y el roce hace sangre en la otra piel, hasta que se queman por el calor del interior de los cuerpos.
El hielo de la ciudad hace resbalar las costumbres, la realidad. Se acelera el pulso y la respiración en los cuerpos fríos de la noche y calientes del deseo. El hielo hace resbalar las costumbres, pero no frena los impulsos del sexo y el dolor y el amor anestesiado.
El hielo refleja la realidad en los cristales congelados, la deforma, el hielo que rodea los corazones y congela el lado amoroso de la vida. Siento frío sin ti.
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