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miércoles, junio 02, 2010

DEVOLUCIONES

Total que decide no quedarse a vivir allí, pese a que hay un dependiente muy guapo y con los ojos muy claros y muy bonitos. Se lo pensó un momento pero dijo, a lo mejor no me compensa vivir siempre aquí, porque este es capaz de no vivir aquí y de irse cada noche por ahí, así que decidió devolver la camiseta.

Devolver algo es fácil. Tú lo das. Te piden un ticket. También lo das. Y luego ya depende. A lo mejor te dan un vale. O te dan el dinero. O te dan otra cosa igual pero distinta. Pero puede suceder que haya problemas. ¿Qué problemas? Que la dependienta no quiera. ¿Eso debería importar? No, porque el negocio no es suyo, pero imaginaos que estáis ahí vosotros y que habéis tenido un mal día.

Vuestro novio se ha ido con vuestra hermana. O peor aún, se ha traído a tu hermana a vivir en la casa común. Además te ha salido un grano y te ves fea. Y has llegado tarde. Y te ha venido la regla. Y tienes hambre, pero no quieres engordar. Y te viene el seguro del coche y no tienes saldo en la cuenta. Y encima viene la tía esta, con un hombre al lado, feo, sí, pero un hombre que además le mira el culo como si nunca se lo hubiera visto y parece que hasta le gusta, y te dice que le cambies la camiseta porque le queda mal, ¿qué te queda mal? Pues te jodes pija de mierda, hija de, payasa, fea, que tienes un novio muy feo y muy tonto. Y se cruza y no devuelves la prenda y pones pegas. Por lo menos que vuelva mañana, dices.

Así que ya veis hay problemas. Las mujeres se gritan Yo sigo mirando al otro sitio hasta que me doy cuenta de que tengo hambre o sed o ambas cosas y pregunto, ¿Qué pasa? Y me doy cuenta de que son cosas de mujeres. Y ella me grita y la dependienta me grita. Y como las dos ya tienen una afición común, gritar a un hombre, al final la dependienta devuelve la prenda. Y se siente un poco aliviada. Y yo como estoy acostumbrado ya ni me pregunto qué he hecho. Ya sé que es culpa mía.


Eso es raro que pase

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