Muchos años después, frente la visión del pene erecto de su marido, Adelina García había de recordar aquella tarde remota en que su madre la llevó a conocer la ópera.
Entonces la ciudad florecía de actividad cultural y ella era una niña aún jovencita que soñaba con ser bailarina, aunque su cuerpo soñara lo contrario.
Y recordó como la audición de aquellas voces la trasportó a un mundo remoto y que desde entonces soñó con ser lo que ahora era: una gran soprano.
Así que en es momento, frente a la visión del pene erecto de su marido, Adelina García, dio una vez más el do de pecho.
Entonces la ciudad florecía de actividad cultural y ella era una niña aún jovencita que soñaba con ser bailarina, aunque su cuerpo soñara lo contrario.
Y recordó como la audición de aquellas voces la trasportó a un mundo remoto y que desde entonces soñó con ser lo que ahora era: una gran soprano.
Así que en es momento, frente a la visión del pene erecto de su marido, Adelina García, dio una vez más el do de pecho.
2 comentarios:
¡DOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
jejejejejejejejeje
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