Al acabar la película, Batman pide ser
tratado como un villano, porque él podrá aguantarlo, porque no es
el héroe que necesita Gotham, pero sí el héroe que tiene, el héroe
más posible. Y he ahí un elemento importante dentro de la nueva
narrativa de los superhéroes: la realidad, el posibilismo.
Partiendo de elementos puramente
fantásticos, los guionistas y autores han dado un giro hacia la
posibilidad de que lo que está sucediendo, suceda en un mundo real.
Así, Batman lucha contra la mafia, no contra supervillanos. Y la
mafia contrata a un asesino que busca el caos, Joker, pero sin
actitudes especiales, sólo su capacidad para comprobar que todo está
corrompido y que todo puede estarlo.
Batman lucha contra malvados reales,
que cometen delitos reales y a los que trata de capturar con
estrategias reales, de la misma manera que fue atrapado Al Capone, a
través de las cuentas y el rastro que deja el blanqueo de dinero.
Una vez situados en un contexto real,
los sufrimientos y padecimientos del héroe también lo son, ser le
hombre que la mujer a la que ama le exige, ser un hombre que tiene
problemas de conciencia acerca de las consecuencias de sus actos, un
hombre que pretende ser un modelo, pero no ser imitado, ser un hombre
que sangra y sufre en cada ataque.
La realidad se cuela en el relato por
todas partes y hace que Batman sea algo más que un superhéroe, sea
un héroe clásico, un hombre que se enfrenta a su condición y a su
destino, a pesar de que esto le haga sufrir.
Si no has visto la película dale una
oportunidad, más allá de narrativa y de superhéroes y cómics, El
Caballero Oscuro es una gran película, un hombre que se enfrenta a
sí mismo.
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