La comedia es tragedia más tiempo. Ver
fotos de Hitler de joven, con pantalones de tirolés, posando para
parecer más humano y más mundano, es cómico porque sabemos que
luego el hombre tuvo sus cosillas e hizo, eso mismo, cosillas que no
debería haber hecho. (En el documental, Apocalipsis, por si alguien
quiere verlo).
Así que, supongo que todas estas cosas
que oímos ahora sobre la tragedia que se nos viene encima, sobre el
país arruinado y los banqueros malhechores y los políticos más
malhechores aún, será un día muy cómico.
Estamos demasiado metidos en la
narración, en los hechos de esta historia como para juzgarla aún.
De momento tiene rasgos tragicómicos. Trágicos por la gente que
está perdiendo su capacidad para ser personas, porque probablemente
mucha gente va a acabar herida y porque si dices la palabra crisis
tres veces se te aparece el fantasma de mi un sindicalista y te la
chapa duramente cuarenta y cinco minutos.
Cómico porque si ves al gobierno
tratando de explicarse qué pasa, a la oposición diciendo esto no es
culpa nuestra, a la gente tratando de contar esta historia, siempre
desde un punto de vista personal, siempre contradiciéndose y siempre
con un tono plañidero propio de un entierro bien pagado, tienes que
reírte.
Y así es el mundo, una comedia a largo
plazo (incluso al corto, pero eso ya es opinión mía), donde hay que
saber ver el chiste y ver la tragedia, y no confundir lo uno con lo
otro. O intentarlo.
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