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lunes, abril 19, 2010

FELICIDAD

Cantar blues no contribuye precisamente al optimismo. Lo sé. Es cierto. Y yo lo acepto. Claro, siendo así, es normal que ni Felipe ni yo seamos la alegría de la huerta. Yo nunca lo he sido, pero me extraña mucho lo de Felipe. Por más que siga enganchado con la gafapasta aquella que no le deja contar chistes en los que salga la palabra polla.

Ahora el tío canta mejor que nunca. Nos dan más propinas. Liga más incluso. Claro que tiene que decirlas a todas que no. y alguna, no lo niego, ha estado apunto de venirse conmigo. Apunto pero no. Qué lastimica.

Sentados el otro día en la barra, birra va, birra viene, le pregunté, tío, te noto peor, estás como triste, ¿te pasa algo? ¿la gafa.. digo Magda te ha dejado? Me dijo que no, que con Magda todo iba estupendamente, pero que era normal que estuviera triste, que se estaba forrando. Yo le miré estupefacto. Que es como le miro siempre pero con los ojos más abiertos. No te entiendo.

Mira, yo tomo antidepresivos desde hace años. Por eso tanto alcohol no me afectaba. Por eso el depresivo del sistema central me daba igual. Yo siempre estaba alegre. Y con ese brillo en la mirada. Con esto de la crisis la gente se ha enganchado a los antidepresivos. Porque no tienen trabajo. Su mujer les ha dejado por otro más rico. Porque viven en la calle. Porque no tienen dinero para putas, qué se yo... así que estoy haciendo el agosto vendiendo mis antidepresivos. Soy rico. No me ves. No necesito antidepresivos ni felicidad, tengo dinero.


Felicidad es un viaje lejano mano con mano, la felicidad

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