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lunes, enero 25, 2010

GALLINA

Es raro en la ciudad encontrar algunas cosas. Encontrar por ejemplo un aparcamiento libre. Siempre son vados. Encontrar también una papelera. O más bien una papelera con papeles. Los papeles y las papeleras no se llevan bien. Es raro encontrar un taxi cuando llueve. O una chica guapa sola.

También es raro encontrar una gallina. Pero la encontramos. Íbamos, bueno, no puedo explicar bien cómo íbamos. Pero no íbamos bien. Así que ahí estaba salida de no sé dónde una gallina.

La acogimos en nuestro pecho. Felipe la amó tanto cuanto pudo. Pero ella fue una perraca y se fue con un gallo más alto, más guapo y más gallo que nosotros. No se lo tenemos en cuenta. Ya lo dice el dicho, más coqueta que las clásicas gallinas.

Ahora, Felipe no come pollo. Y gime por las esquinas. Tuvo una cita y una chica le dijo, ¿no comes pollo? Y él dijo: tú hazte amigo de una gallina que te vas a cagar, al principio son muy majas, pero luego son unas rebeldes.

Y lloró, como hace él, como un niño.


Muy maja al principio, pero luego una rebelde

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