Desde que no nos vemos no sé ni donde vivo
salí de aquella casa llorando como un niño.
Ahora que no me abrazas todo parece poco
hablo con las estrellas, quizá me volví loco.
Desde que no nos vemos y me he resignado a no llamarte, ni a buscarte, ni a esperar a que vuelvas y te encuentre al doblar cualquier esquina, ando perdido. No te veo por ningún lado. Y cada vez que te veo resulta que no eres tú, que es alguien que se parece a ti, que de lejos se parece a ti, pero que de cerca no eres tú. Y me acerco a otras que son como tú, que se parecen a ti, que tienen cierta sombra de ti y quiero abrazarlas y que me abracen como tú. Pero no son tú. Nadie abraza como tú. Aún tengo el recuerdo de tus abrazos en mi espalda. Y ninguno, ni el más tierno, es como el tuyo. Y no sé por qué cuento esto aquí, ahora, en este campo al que no sé como he llegado y en el que no hay nadie ni nada. Y sobre todo tú.
Desde que no me llamas la tristeza me espera
se asoma a las ventanas, se esconde en las aceras
ahora que no me hablas he perdido el camino
y voy de barra en barra, pregunto si te han visto.
Y estoy tan triste que de tanto mirar al suelo me está saliendo chepa. Pero no puedo levantar la mirada. Y si la levanto es sólo cuando alguien parecido a ti, o con tu perfume pasa. Y me acuerdo de ti en momento inoportunos. Estando con otras. Estando en los bares. Y me paro en un rincón a pensar en ti. En qué estarás haciendo ahora. En quién estarás contigo. En que ojalá estés acompañada y contenta y no como yo que no puedo no pensar en ti. Y luego despierto de ese sueño triste y trato de olvidar y bebo y bebo y bebo y como no he tenido nunca mucho aguante acabo siempre borracho y a veces con alguien. Y por la mañana me acuerdo aún de ti. Como si la resaca me la hubieras enviado tú. Como si fuera una advertencia tuya, de lo que pasa al estar sin ti y pensando en ti.
Desde que no me hablas me siento tan vacío
tus últimas palabras no sabrán del olvido
ahora que no nos vemos he vuelto a aquellos vicios
aprendí a echar de menos y nunca seré el mismo.
Hace tanto que no hablamos. Las últimas palabras no puedo olvidarlas. “Estarás bien, verás”. No es cierto. Pero no lo olvido. Espero que se haga realidad. Que algún día estaré realmente bien. Estaré al fin contento y feliz. Y seguramente otra vez sólo. Porque me gusta estar solo si no estoy sin ti. Al menos por el momento. Te echo de menos. Y no puedo decírtelo más que de esta manera un poco cobarde e inútil. Porque tú no la escucharás. Nunca había tenido esta sensación de pérdida, de haber perdido algo, de echar de menos, de añorar tanto y tanto algo. Temo que no será nunca más como antes. Que habré cambiado. Que seré otro. Y que seré seguramente pero. Y cuando vuelva a estar bien seré otro porque ser el que fui contigo, cariño, es imposible.
Portada del disco de Enrique Urquijo y Los Problemas. Desde que no nos vemos.
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