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lunes, agosto 25, 2014

REALIDAD DENTRO DE LA FICCIÓN, MARVELS


Si hay algo que distingue a El Quijote del resto de novelas es su invención de la ficción como material ficcionable, es decir, de la invención de la ficción como elemento que puede aparecer como real en la ficción. Ya La Celestina muestra algo parecido en su parodia constante del amor cortés y de la literatura que este fenómeno inspiraba, pero El Quijote es quien inventa la modernidad en la literatura, muchos años antes de que todo fuera moderno.

Y ese esquema se ha repetido infinidas de veces. Incluir personajes ficticios en mundos ficticios que parecen reales. O incluir personajes reales en mundos ficitios. Y mezclarlo todo, hasta el punto de que los personajes sepan de su propia existencia en mundos y escritos ficticios, como les pasa a Quijote y Sancho.

En ese sentido, Kurt Busiek creó Marvels, una historia sobre los superhéroes. No una historia de superhéroes, sino una historia sobre los superhéroes y como estos invervienen en la vida real (la presencia de la vida real resalta en cada dibujo de Alex Ross). Busiek utiliza un personaje real que convive con los superhéroes, que comparte el miedo y la fascinación por las criaturas que llegan a un mundo que hasta entonces era tan simple como el nuestro.

Esos prodigios, como los llama el protagonista de la obra, provocan pánico, o pasión en unos humanos que pasan a ser protagonistas de la vida a simplemente observar como su mundo es el campo de batalla de unos seres que están muy por encima de ellos, que han dejado las hazañas humanas a la altura del betún.

Pero esos prodigios luchan por el ser humano, por salvarlos a todos, y reciben, a cambio, el desprecio de aquellos a los que salvan. O su indiferencia. O su olvido. En una metáfora de cómo la sociedad se comporta con muchos de los que hacen el mundo mejor, de los que trabajan para los demás, pero que acaban por ser olvidados u odiados (pensemos en deportistas, actores, pero también médicos, profesores, soldados o en cualquier otro que trabaja para la prosperidad colectiva).

Busiek retrata una sociedad desagradecida, pero muy realista, invadida por seres que nada tienen de real, pero que reciben, sin embargo, el mismo trato que las personas de verdad. Una historia sobre los superhéroes y cómo afectarían a nuestra vida, y cómo serían recibidos y sobre todo un homenaje a todo lo que los héroes y los superhéroes (y la ficción en gran medida también) hacen por la realidad, crean no sólo estereotipos y diversión, sino también modelos y esperanzas que después serán imitadas por muchos.



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