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lunes, agosto 18, 2014

CANTOS A ROSA, UNA ELEGÍA DE AMOR


Cuando se citan las principales elegías de la literatura española, siempre se habla de tres, que seguramente son las más importanes y también las más hermosas: Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique, Elegía por Ignacio Sánchez Mejías, de Federico García Lorca y Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández.

Pero hay otras muchas composiciones similares en la literatura española, y si bien no están en esa gran selección de obras elegíacas, tienen gran valor, tanto como testimonio humano como en su sentido literario y artístico.

Hombre longevo, José Antonio Muñoz Rojas, vivió prácticamente hasta los 100 años, dejando a su paso un legado poético muy importante, pero que sufrió una enorme mejora en los últimos años de su producción.

Antes de ese momento era fundamentalmente conocido por un libro de prosas poéticas, Las cosas del campo y sobre todo por el libro elegíaco escrito tras la muerte de su mujer, Cantos a Rosa.

En 1954 y tras la muerte de la que había sido su mujer durante muchos años, Muñoz Rojas escribió un libro de recuerdos de la mujer a la que había querido y a la que seguiría queriendo durante muchos años.

El inicio del libro, con un primer soneto conmovedor y tal vez el más recordado todos los que conforman la obra, es una apoteosis de amor, melancolía y añoranza de aquello que ha desaparecido. La pérdida, en todos sus múltiples casos, conforma la palabra del poeta que habla de lo perdido, de lo amado, de lo que ya nunca estará, con una entereza, un amor y una tristeza pocas veces vista. Tú de verdad y para ti mi vida inicia el libro, que es casi un único poema de poesía tierna y cotidiana y cercana.

Durante los años siguientes, vuelto a casar Muñoz Rojas, siguió escribiendo a Rosa, incluso en los últimos años de su vida, mostrando así la que fue la gran tragedia de su vida, la pérdida de Rosa y de toda esa vida que ella significaba y compartía con él. 



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