Como cada uno ve que lo quiere ver, la mujer protagonista de esta historia sólo veía a un cabrón que la quería hacer sufrir. Y como ella también tenía su personalidad (o sus cojones, depende de quién lo diga) pensaba que él también había de sufrir. Y planeaba acciones que en su cama, a la noche, la hacían reír en silencio y sonreír a su perrito. Y pese a todo veía que amaba aún a aquel hombre, aquel hombre que tenía que sufrir, por sus cojones.
Su novio (que bien visto tal vez fuera un cabrón), en cambio, sólo veía la posibilidad de ser feliz sin ella. O de ser feliz sin más. O de hacer lo que quisiera, ya fuera beber, morir, drogarse, amar a más mujeres de las que cupieran en su cama o demás.
El amigo de la novia sólo veía la pesadilla que ante él volvía a repetirse. ¿Por qué otra vez tenía que pasar él por lo mismo? ¿Por qué las rupturas siempre eran más duras para él que para los demás?
La amiga de la pareja veía otra vez la misma película. Cuando apagó la tele y salió a la calle y se enteró de lo sucedido apagó el teléfono y procedió a exiliarse. Fuera lo que fuera ella lo que quería era no ver.
El amigo de él, veía la opción de pasar noches de juerga sin problemas, sin una vocecilla que dijera “Otra vez, qué asco das, todo el día puesto”. Y le animó a entrarle a las chicas que veía allí delante con una falda muy corta y un descaro muy grande.
La novia del amigo del novio, que no veía nunca nada, vio esta vez la ocasión de decirle a alguien lo que tenía que hacer. Era la primera vez que lo hacía.
El resto de la gente veía la ocasión de meterse en una cama o de aportar su experiencia de la vida (fuera cual fuera, válida o no, pertinente o no) o de meterse en una vida (porteras somos y en el camino nos encontraremos).
Y el que pasaba en ese momento por allí vio a su amiga y se sentó con ella a hablar del tiempo, el espacio y los balones hinchables, esperando el momento en que al fin aquello fuera divertido y no un drama rural de los Quintero pero sin acento.
Y como cada uno ve lo que quiere ver, lee lo que quiere leer, todos eran felices. Las lecciones, desengañémonos, nunca se aprenden. Porque cada uno seguirá viendo lo que quiera ver. Siempre. En todo.
2 comentarios:
la realidad siempre es subjetiva al ojo que la mira. así que en cualquier historia en la que nos veamos involucrados sentiremos y vereos aquello que nos apetezca, o lo que más nos recuerde a nuestro pasado o si me apuras a aquello que más nos aleje de este
yo creo que csada uno ve cosas distintas, tal vez yo me veo la persona mas hermosa del mundo, y vos la amas fea, y ningun puede ver lo que n realidad es, yo creoq ue nadie sabe como soy en relaidad ni esteriormente y tampoco interiormente. cada uno veo lo que desea ver, y me encantraia poder vwer como son als cosas e realidad, alstima que nadie puede saberlo
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