Publicidad

domingo, agosto 31, 2008

VACÍO


Mirando como caía el agua sobre el lavabo, simplemente mirándolo, estaba nuestro hombre, sin saber bien qué hacía, nada más que mirando, el agua cayendo y él parado delante del lavabo, sin pensar, sin hablar, apenas sin respirar.
Sentía una sensación inmensa de vacío desde hacía unos días. No sabía por qué ni a qué venía. No era una preocupación, no era ansiedad, ni miedo, ni ninguna de las otras sensaciones que le acompañaban diariamente.
Simplemente se sentía vacío, inmensamente vacío. Y muy cansado. Sin razón. Había dormido lo suficiente o más de lo necesario incluso, pero se sentía cansado, como si estuviera cansado de estar como estaba de ser como era.
Y lo peor era que no sabía por qué estaba tan vacío, tan falto de todo, por qué no era como hace unas semanas o unos meses. Se había vaciado por dentro no tenía sentimientos, ni ideas, no tenía humor, ni enfado, no tenía nada, ni siquiera deseo, nada.
Cuando dejó de amar a aquella mujer a la que amaba y no le amaba a él no se sintió tan mal. Bien es cierto que la sensación había ido creciendo poco a poco como un árbol se hace primero retoño y después ensancha su tronco.
Ahora las raíces de ese árbol ocupaban todo su interior. Y él se sentía inmensamente vacío, sin nada que hacer ni que decir, sin más que su rutina diaria para mantener su vida, no llena, pero al menos ocupada.
Y desde hacía semanas estaba intentando llenar ese vacío con cosas y cosas, con otras mujeres que llenaban su cama, con nuevas ideas que le venían de nuevos libros, con nuevos amigos, con nuevos ambientes, con nuevas y más variadas drogas. Con alcohol. Pero su interior seguía vacío.
El hombre cerró el grifo con premura cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Se fue a la cama y durmió. Así al menos podría descansar. Soñó con ella. Soñó con otra. Soñó de nuevo con ella. Y soñó con el futuro.
Al levantarse estaba igual de vacío y decidió que lo único que podía hacer era esperar.

Vaso vacío.

No hay comentarios: