De todas las vidas de Cristina la más abierta es la futura. La más variable, la más incierta, la más divertida porque habrá de vivirla y no sabe qué será y que no será y cómo será y por dónde será y con quien será y qué será será.
Y de entre esa vida futura tenemos la que está porvenir. La que será y no sabemos. La que no conocemos y no podemos conocer y eso es lo mejor que tiene, que no sabemos por dónde saldrá, qué le deparará, si será buena o mala o mejor o peor o todo a la vez. Se le abre ante las narices.
Y tenemos la que será azarosa. No por tortuosa. Sino porque depende del azar. Seguro azar. La vida en un hilo. Cambiante en cualquier segundo. Ante cualquier decisión por mínima y tonta que parezca. Entrar ahora en ese bar o no, entrar más tarde y que esté allí ese hombre que aún no conoces o que ya sí pero que en ese momento, iba a ser allí, cambiara. O al revés entrar y que ese hombre sea y no deba ser y que todo se líe y se pierda. Puro azar. Puro misterio.
También está el futuro que vemos que será. Porque intuimos en cierta forma cómo sopla el aire y por dónde puede venir y por dónde puede estar la felicidad y la realidad y que la felicidad será feliz y también triste y la realidad absurda y real. Y sabemos que habrán de pasar cosas. Que habrá separaciones y uniones, que todo se perderá o que nada cambiará. No decimos nada. Aunque tal vez podríamos.
Y está el que nadie puede ver y que será. El que no es intuible de tan lejano o misterioso que está. El que nadie intuye y que está ahí. Ya vendrá. Sólo hay que esperarlo.
Y sobre todo está el que no será. El que tuvo las papeletas para ser pero que no puede ser ya y que no podrá ser en el futuro. Ese futuro que ha muerto en el presente o incluso en el pasado o incluso que va a morir en un futuro un poco menos futuro. Un futuro que no llegará pero que podría haber llegado y que tal vez sea el deseado, el elegido. Pero no será. Y no hay arreglo. Sólo sonreír. Y esperar. Otro futuro vendrá. Aunque ese hubiera sido, tal vez, tan bonito.
De todas las vidas de Cristina la más abierta es la futura. La próxima. La que no se ve o se ve. La que vendrá. El azar. La sorprendente. De todas las vidas, la más divertida.
Y de entre esa vida futura tenemos la que está porvenir. La que será y no sabemos. La que no conocemos y no podemos conocer y eso es lo mejor que tiene, que no sabemos por dónde saldrá, qué le deparará, si será buena o mala o mejor o peor o todo a la vez. Se le abre ante las narices.
Y tenemos la que será azarosa. No por tortuosa. Sino porque depende del azar. Seguro azar. La vida en un hilo. Cambiante en cualquier segundo. Ante cualquier decisión por mínima y tonta que parezca. Entrar ahora en ese bar o no, entrar más tarde y que esté allí ese hombre que aún no conoces o que ya sí pero que en ese momento, iba a ser allí, cambiara. O al revés entrar y que ese hombre sea y no deba ser y que todo se líe y se pierda. Puro azar. Puro misterio.
También está el futuro que vemos que será. Porque intuimos en cierta forma cómo sopla el aire y por dónde puede venir y por dónde puede estar la felicidad y la realidad y que la felicidad será feliz y también triste y la realidad absurda y real. Y sabemos que habrán de pasar cosas. Que habrá separaciones y uniones, que todo se perderá o que nada cambiará. No decimos nada. Aunque tal vez podríamos.
Y está el que nadie puede ver y que será. El que no es intuible de tan lejano o misterioso que está. El que nadie intuye y que está ahí. Ya vendrá. Sólo hay que esperarlo.
Y sobre todo está el que no será. El que tuvo las papeletas para ser pero que no puede ser ya y que no podrá ser en el futuro. Ese futuro que ha muerto en el presente o incluso en el pasado o incluso que va a morir en un futuro un poco menos futuro. Un futuro que no llegará pero que podría haber llegado y que tal vez sea el deseado, el elegido. Pero no será. Y no hay arreglo. Sólo sonreír. Y esperar. Otro futuro vendrá. Aunque ese hubiera sido, tal vez, tan bonito.
De todas las vidas de Cristina la más abierta es la futura. La próxima. La que no se ve o se ve. La que vendrá. El azar. La sorprendente. De todas las vidas, la más divertida.
2 comentarios:
El futuro de Creatura lo veo con algunos post creaturienses dentro de poco!
Conozco a Cristina, más bien la conoceré, pasará en el futuro por el fin de los tiempos.
Un saludo
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