Dice Umbral en uno de sus libros de memorias literarias, no recuerdo ahora en cual y me da un poco de pereza mirarlo la verdad, que en la amistad siempre hay uno que da más que el otro, uno que siempre llama, que siempre escribe y el otro es algo así como el sujeto paciente de esa amistad. Que uno trabaja más y el otro deja que la amistad fluya.
Viene esto a cuenta de las cartas que cambiaron (multitud de cartas reunidas todas en un volumen de cuyo nombre tampoco puedo acordarme) Pedro Salinas y Jorge Guillén. Es curioso como Salinas le envía cartas y cartas y cartas a Guillén que contesta de vez en cuando con una. Y otra curiosidad es que después de mucho tiempo conociéndose y escribiéndose es al menos a los dos años cuando Salinas cree que tal vez ya deberían tutearse.
Así funcionan muchas relaciones, no sólo de amistad, donde uno siempre llama, siempre busca, siempre trabaja más y es el otro que es sujeto paciente de esa relación. Son esas personas a las que siempre hay que llamar, pero cuando las llamas te contestan con gusto.
Intuyo que esto es cierto, que las relaciones funcionan así, pero parece evidente también que existen unas relaciones de mutuo compromiso, donde el aporte es similar, donde la circulación de información y cariño y apoyo y amor y lo qué sea es bidireccional, va en ambas direcciones de una forma similar.
Y son relaciones muy divertidas las dos, las de buscar, las de que te busquen y las otras, las de mutuo acuerdo y mutuo compromiso. Porque tal vez en la variedad esté el gusto y si tienes varias de diversas maneras mejor lo pasarás.
Y como me estoy liando y no estoy diciendo lo que quiero y estoy hasta aburriéndome a mí mismo, termino aquí con este tema.
Como ya advertimos ayer en el Tour de Francia hay un montón de grandes ciclistas españoles. De hecho uno de los que ayer nombramos Alejandro Valderde, ganó ayer la etapa y con ello se enfundó el maillot amarillo, esperemos que también Freire y Samuel Sánchez y todos los ciclistas españoles nos vayan dando alegrías.
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