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sábado, marzo 27, 2010

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Está claro que esta obsesión se alimenta de mí y de mis errores. Yo la voy haciendo grande, la alimento y la veo crecer. Porque soy yo el que la llama cuando me deja y el que la acaricia y da golosinas para que crezca y no se aburra. Una vez más todo es culpa mía. Todo es un problema de entendimiento. De conocimiento. De no haber entendido las cosas. Tal vez de pararse y pensar y dejar de caminar un rato. Pararse. Mirando el camino o el paisaje que muestra el camino. Mirar y pensar en el edificio que tenemos enfrente y en la ropa que cuelga de su fachada, al sol, para secarse. O en el curso que llevan, delante de mí, esas mujeres por la calle. Pararse a pensar. Dejar de caminar. Y evitar errores. Equivocaciones. Pero no es sencillo. A veces incluso se equivoca el camino. El de todos los días. Tú también has puesto de tu parte, pero una vez más todo es culpa mía.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Si lo tuyo por tu culpa lo mio por la mía.
Pero yo no me dejo comer el tarro sabes...
Federica