Publicidad

domingo, febrero 07, 2010

VACÍO

Otra vez está Laura desnuda en la cama de Luis. Otra vez. Eso mismo se dice ella. Otra vez. Luis la abraza y una vez más, otra vez, le habla al oído. Y Laura no le oye. Hace unos días que Laura sólo se oye a sí misma, a nadie más. A ratos oye a Rubén. Pero pocos ratos. Por momentos se siente atrapada por esos dos hombres. Esos dos hombres tan distintos. Pero que finalmente tienen la misma capacidad, hacerla feliz. Y Laura sólo piensa.

Luis, cerca del oído de Laura, habla. Dice todo lo que siempre dice en estos casos. Dice que la quiere. Que la quiere. Dice princesa. Dice esto es mi vida, no lo que hago mientras tanto, no lo que hago hasta que llega este momento, sólo esto, sólo tú y yo abrazados, sólo tú y yo en esta cama, lo demás, princesa, me da igual.

La vida de Luis es eso, es llegar a casa y mirar que todo esté bien. Que todo esté donde debe estar. Y esperar que venga Laura. Hacer la cama. Perfumar la habitación. Prepararse. Ducharse. Afeitarse. Dejarlo todo perfecto. La vida perfecta. Esperando. Esperando a Laura. No tiene otra vida. Nada más. No hay en la casa nada destacable. No hay siquiera libros de derecho. Ni fotos. No hay películas. Sólo una televisión muy grande. Y un ordenador muy equipado. Música famosa. Nada más.

Luis espera en su casa a que alguien la llene, a que alguien haga de ella una casa de verdad y no ese lugar donde esperar. Luis sabe que su casa está vacía. Y que su corazón también está vacío. Luis no cuenta nunca su historia. Es una historia normal, habitual. Un abogado divorcista lo sabe. Ha visto tantas rupturas. Y la suya no fue distinta. Un hombre y una mujer en la cama. Y él se enteró. Y lo rompió todo.

Desde entonces Luis no quiere construir nada. Pero quiere que le llenen la casa. La cama. Y Laura hace las dos cosas. Ha habido otras antes que Laura. Una dejó en el armario algo de ropa y en el cuarto de baño algunas cremas. Las cremas se gastaron. Ella no volvió. Luis quiere una casa llena, pero no quiere un corazón lleno.

Laura no le oye. No le oye decir princesa, este es mi momento, esta es mi vida, tú en mi cama, no hay más vida que esta. Laura no oye nada. No quiere oír nada. Ni siquiera a sí misma.


No hay comentarios: