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martes, febrero 09, 2010

LETRAS TRISTES VII

Pues allí estábamos, en aquel bar, tu amiga, Felipe, tú y yo. Como ellos dos se llevaban bien y querían el uno con el otro, pues allí estábamos tú y yo sin nada qué hacer. De vez en cuando yo hablaba con tu amiga, con el camarero, apuntaba algo para una próxima canción, intentaba hablar contigo. Pero tú no querías hablar con nadie no querías estar allí.

Escribí en mi móvil la estrofa primera del blues. Si pones esa cara de aburrida y no tienes nada qué hacer, porque no me la chupas y te entretienes. Tengo que cambiar lo de me la chupas que suena un poco fuerte. Pero esto en la y mi va ha quedar muy bien.

Intenté volver a hablarte, pero tú seguías a lo tuyo, a que todos te miráramos y nos sintiéramos tan tontos como tú. Tan aburridos como tú. Que te hiciéramos y que hiciéramos lo que tú quisieras. O sea, nada. Así que pasé de ti y me puse a observarte. No sé por qué no hacías más que meterte las manos en el sujetador, acomodarlo, tocarte las tetas. Me pregunté por qué lo hacías, por qué te metías la mano en tus pequeñas tetas. Y no sabía la respuesta.

Escribí: deja de meterte la mano en las tetas, déjame meter la mano en tus tetas. Iba ser un blues subido de tono.

Como Felipe y yo nos cansamos de tu cara de asquerosa nos fuimos solos. Él encontró a otra. Yo me fui solo como siempre. Como tú.


Es que si pongo tu cara nadie vería el blog

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